martes, 14 de mayo de 2013

Martes 14

Día intenso. Seis horas de corrido de trabajo. Correr de un colegio a otro. Tratar de enseñar algo, sortear problemas, debatir con los alumnos, enojarse, desenojarse... Todo varias veces... Son catorce - infinitas- veces el mismo procedimiento. Son catorce -infinitas- veces el mismo sentimiento de caos y agitación.
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Llego a mi casa a las 15 horas. Preparo mates y tostadas con manteca. Subo al dormitorio. Marcos se hace el dormido y me causa gracia. Lo "despierto" con cosquillas. Nos ponemos a escuchar Elvis, de Elvis a Sandro, de Sandro a Leonardo Favio, de Leonardo Favio a Moris. En el techo no hay nada, hay solamente un techo. Marcos me abraza, yo lo abrazo.
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A las 17 30 Marcos sale para el curso, se va a estudiar. Llega el gasista justo cuando me dispongo a dormir una siesta. Golpea la pared para amurar el calefactor tiro balanceado. Siento que en mi cabeza reverbera el murmullo de los alumnos en los golpes para el calefactor tiro balanceado.
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Son las 19. El gasista sigue golpeando la pared- Another brick in the wall. Se escucha el metal del calefactor . Espero que esté en la etapa final- pienso. Pero los golpes se reanudan. Siento que voy a enloquecer de ansiedad en cualquier momento. Desfallezco. Me siento como la mujer del vestido de terciopelo cuando Casilda le va agregando alfileres- muñeca voodo de la modernidad.

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