domingo, 20 de mayo de 2012

Sin mucho para decir

No sé vos pero yo estoy así. Te miro dormir al lado mío. Mis ojos están rojos, creo que hace un rato lloré. Creo, también, que vos me viste llorar. Escribo y no tengo mucho para decir. Es raro lo que siento. Como si estuvieses acá y a la vez lejos. En el fondo, no hay forma ni fondo. Quizás un vacío que es el que me genera estas impresiones apabullantes. No tengo por qué mentirte, no te miento. Sabés todo lo que querés saber de mí, también mi dolor. Hoy el domingo se vuelve hojas de otoño que se caen con el viento. Afuera un bebé llora, un auto pasa, un hombre le dice algunas indicaciones a su mujer antes de entrar al auto. Afuera, quizás, para vos, esté la vida. La mía se pierde a cada instante.

viernes, 18 de mayo de 2012

Ley de identidad de género

Estar en la calle con vos es la felicidad. Salir a la calle, poner el cuerpo. Recuerdo ahora que nos encontramos ese día enfrente al Congreso. Vos me encontraste, me diste un beso. La calle estaba cortada. La bandera multicolor flameaba y sentía que era todo un cuento de hadas. No estábamos muy bien pero el día pudo más. Nos sorprendimos con Aníbal Fernandez y su relato de Stonewall. Aplaudimos y abucheamos. Compramos cervezas y patys. Los policias cuidaban a las travestis y cortaban la calle. Las chicas lloraban, los chicos se abrazaban. Nos sacaron una foto en la que estábamos besándonos. Al otro día la encontraste en facebook y me la mandaste.

lunes, 7 de mayo de 2012

Un relato como fundamento

Dame un relato como un fundamento para entender mi amor. Hoy, con este otoño que se vuelve frescor que no enfría. Una guitarra me muestra un arpegio liviano que vuela desde los parlantes de mi computadora hasta tus oídos, lejanos. Hay una melancolía suave en el ambiente, como si fuese música funcional que nos invita a bailar suavemente un swing que venía acelerándose demasiado. No puedo pensar rápido. Mis dedos se frenan en cada punto, es más que una respiración. Cada punto es un abismo. Vuelvo sobre mis cosas, mi lugar, mis afectos. Te miro de lejos, quizás, para encontrarme con vos de otra manera, igual. Miro las fotos que tengo tuyas. Las repaso como si tuviese que rendir un examen: tu flequillo, tu nariz, tu piel color oliva, tus brazos flacos y largos. Estamos agotados de tanto jaleo, lo sé. Mi dolor es atroz, siempre es atroz. Vos sos la guarida donde protegerme, guarida hueca. Ayer, una amiga (sabes quién) me dijo "de él siempre vas a tener un ochenta por ciento, el veinte que queda es imposible". No sé si será verdad... Lo que si sé es que muchas veces nos fundimos, parecemos siameses (en algún lado ya escribí esto), otras veces siento que soy tu sombra, otras veces, cuando hablamos de literatura, yo soy el malo, el crítico insoportable, vos sos el pibe bueno, que cree en lo colectivo. Quizás te encuentre detrás de las páginas de esos diarios que me enseñaste a leer o a la vuelta de la esquina, en un lavadero atendido por una china que dice que soy tu marido.... ¿Te acordás de esa tarde en Coroico, al lado de la cascada, los dos sin remera, con shorts, fumando y comiendo queque de platano? hay fotos de eso. Vos saliste hermoso con tu tatuaje en la espalda. Después fuimos a otra cascada y nos metimos, yo gritaba del frío y vos te reías. Ese relato te regalo hoy, para tamizar este momento de ausencias. Ahora, cada vez entiendo más la idea de esa escritora rusa de que el amor es la pérdida, la pura pérdida.