martes, 30 de junio de 2015

La pequeña Piwke



A veces uno no pregunta el significado de los nombres por miedo a incomodar al padre y a la madre. En mi caso, conocí a la pequeña Piwke hace dos años y ni siquiera sabía cómo se escribía. Simplemente ese nombre me quedó resonando. Cuestiones del azar, hoy me vengo a enterar que Piwke, en lengua mapudungun, quiere decir "corazón" y que, si al final, le agregamos el vocativo "nieyu" significa "te amo". Sin embargo, pensé no hacerle caso a esa traducción y hacer una traducción más literal, entonces "piwkenieyu" ya no sería "te amo" sino "te llevo en el corazón".

viernes, 12 de junio de 2015

Muere un obrero


Estará destinado a un pequeño espacio en los Policiales
y desaparecerá de la memoria de los pobladores de esta ciudad.

Muere un obrero tragado por la tierra - 23 años - de Moreno.
Seguramente juntaba plata para comprarse una moto o una Playstation.

¿Tendría hijos, esposa, novia o novio? ¿Tendría una madre que lo esperaría
con la comida recién hecha después de trabajar en la autopista?

Poco se sabe de él - sólo se sabe: Muere un obrero.

¿Qué dirá el capataz al respecto? Parece que los compañeros se lo habían advertido.
¿Qué dirá la empresa que mueve millones en la bolsa de valores?

¿Qué esperaría para su futuro ese obrero?
¿Querría estudiar para tener un futuro mejor? ¿Quizás electricidad o albañilería?

¿Le gustaría la milanesa napolitana con papas fritas?

Muere un obrero - está destinado a un pequeño espacio en Policiales-
23 años- de Moreno - en la flor de la edad- en plena juventud murió este obrero.

¿Qué dirán las máximas autoridades?
¿Qué dirá la prensa al respecto?

Muere un obrero y se repite
 cuando los del centro, en la marcha por la inseguridad, dicen:
- todavía no hay muertos-.


miércoles, 10 de junio de 2015

Un poema de Lola Gutierrez



Una bola de papel de diario sucio
clava su uña en la marea
que se levanta y le moja
las palabras.
Las tierras que el papel relata
absorben la sal líquida del no horizonte
y alzan un castillo en el oxígeno de la memoria.

lunes, 1 de junio de 2015

Zapiola holliwood

- Vení, pibita
tengo un bulo en el Zapiola.-
dice el estudiante universitario

barrio que,
antes,
era de calle de tierra
y regador que pasaba por las tardes.

Y si había un kiosko
ibamos a lo de Pierro
o a lo del tano,
donde iban las gitanas
que tanto miedo nos daban.

- Te llevan debajo
de las polleras.-
Alertaban las viejas.

Zapiola Holliwood ahora,
¿Qué se hizo de ese barrio arrabalero
de cuchilleros y lotes baldíos?

Tus paredes son murales de última moda,
hechos con stencils y aerosoles último modelo.

Zapiola Holliwood ahora.
reza una pared por la Capitán Luján
y un ojo de Viejas Locas
asienta el paso de este barrio del periurbano.

Cuando nacía el piso de la cocina aún era de tierra.
Jugabamos a enchastrarnos en el barro,
a armar pistas de bicicletas en los cachos de Pampa
que todavía quedaban entre las casas,
 hacíamos rampas, pozos y medanos.

Ahora la gran maderera,
el piringundín de los industriales
a las seis de la mañana entrando
a las cooperativas de trabajo...

Y tu viejo, Zapiola, tu viejo,
tomando mate bien caliente
- que pela los dientes-
con Mario en el fondo del taller.

Si te viera mi niñez,
¿Qué diría Zapiola Holliwood ahora?

domingo, 15 de marzo de 2015

Domingo

Domingo. Marcos duerme al lado mío. Se quedó dormido con los apuntes de trabajo social a los pies de la cama. Antes de que se duerma me pregunto por qué los grupos eran operativos. No tuve respuestas. El arte siempre es inoperante.

Domingo. Me hago unos huevos revueltos, le pongo semillas de amapola. Como una manzana verde de postre. Me acuesto en la cama de nuevo, al lado de Marcos.

Domingo. El día se muestra demasiado, extremadamente tranquilo. Ni autos, ni música. Los sonidos son somnolientos, sordos.

martes, 17 de febrero de 2015

El espinillo de flores violetas





El violeta se asocia con la transmutación. Eso dicen, los que creen es esas cosas new age. Yo, brujo pampeano, a veces creo en simbologías más simples, como los días de carnaval.
Las máscaras, los rostros que hacen de máscaras en estos días pueden corroerse. ¿Qué queda para los sin- rostro? Los que perdimos la rostreidad hace rato.
Hoy desperté con un olor a tierra abonada en mi cuerpo, todo mi cuerpo había sido alcalinizado a máxima potencia: una verdolaga, unos dientes de león pero, sobre todo, un espinillo de flores violetas del desierto de Atacama que algún brujo quechua me ha traído de sus viajes.
Ayer comí en Mc Donald's. Hacía como dos meses que no comía y no sé si era la sal o el aceite de las papas me quemó el paladar. Había algo de exceso brutal en esa comida.
El carnaval nos devuelve dos cosas: la mascarada y la espuma. Es pura espuma. O, quizás, esa lógica de los varones de esperar a que pasen chicas lindas para tirarle con su pomo en la raya, justo en la raya, que es el lugar anecdótico por excelencia. ¿Viste la salvajada que me mandé? Soy re macho, soy re groso.
Ahora siento olor a abono orgánico de nuevo, a tierra abonada o mojada por la lluvia. Hice tortas fritas y no llovía. Simplemente quería comer algo hecho por mis propias manos. En la computadora suena Brian Eno. Tomo mates, son las tres de la tarde y todavía me parece temprano.

viernes, 30 de enero de 2015

Sin más para decir


- Me gustaría ser pensionado como vos pero yo tengo que laburar.- Le dice y se enciende una tuca.
El otro sin saber qué hacer titubea, busca justificaciones donde no las hay.
- ¿Sabés qué pasa? me quiero ir a la mierda de acá. Cobro 1300 pesos y todos dicen "ahí va el sidoso". ¿A vos te parece que está bueno?.-
De fondo se sigue escuchando a Cristina anunciando el aumento a jubilados y pensionados. Él termina de fumar y se tira en la cama, mira por la ventana, llora despacio como quien no tiene nada más para decir.
Ya no hay nada más para decir o para hacer. Se convierte en algo patético.
- A los científicos los mandaban a lavar los platos. A mí también me mandan a lavar los platos.- Piensa él mientrás el otro le reprocha algo.
El sol de las siete de la tarde cae en la ventana, ya no hay nada ni nadie. En soledad busca un cigarillo, lo enciende y mira la brasa. ¿Qué más se puede perder? ¿Acaso la vida?
Una mosca rodea el cuerpo que sobre la cama, inmóvil, se extiende.
- Me tengo que ir a la mierda.-

martes, 20 de enero de 2015

Lo que cuenta la trama






I.

Intenta llegar al celular con la mano. Tantea el mate, helado por la noche al lado de la cama. Casi lo tira, revuelve más al fondo con la mano sobre la mesita de luz y encuentra los anteojos. Se los pone. En penumbras, ve al teléfono arriba de la pila de libros. Mirá la hora. Seis de la mañana. Qué hago despierto a esta hora. El viejo se incorpora en la cama y tose un poco. Tengo que dejar el pucho.  Todo lo piensa para sus adentros, no lo dice, ya que el otro viejo duerme al lado de él.  Se levanta, agarra la pava que estaba en el piso y va hasta la cocina. Con una lentitud de tortuga pone el agua en la hornalla. Enciende el fuego. Y busca en las estanterías de abajo una taza y un saquito de té de manzanilla. Coloca el saquito en la taza y espera. Mira el sol que entra por la ventana. Sol de verano, tibio por la mañana, primaveral, pero sol de verano al fin. Tarde o temprano me harás dormir una siesta. Abre la puerta que da al patio. Se enciende un cigarrillo y mira a la gata que sale corriendo. La pava ya chifla un poquitito. Debe estar. Sirve el agua en la taza y se va con ella al patio. En el patio mira las tres plantas de tomates que aún quedan. Acá parece que los bichos te matan todo. Se sienta en un sillón de plástico y siente por un lado, el aroma del té, por otro lado, la nicotina que le proporciona el tabaco. Mira todo como si fuese la última vez, pero sabe que no es así. Que ese no es su día. Nos vas a matar a todos y después te vas a morir vos. El sol sube lentamente por detrás del laurel y los canarios ya están silbando. Toma el té de a sorbos cortos, disfrutando en el paladar el gusto extraño de la manzanilla. La gata se sienta a su lado y observa, como él, el patio. Él tira la colilla al piso y la aplasta con el pie. Se queda estático frente al amanecer como si fuese un mapuche. Los ojos se le quedan fijos en ese sol naciente y recuerda aromáticamente la mezcla extraña que había sido, la noche anterior con sus colegas, ponerle a su receta preferida romero y perejil al mismo tiempo. Se ríe de eso.

II.

La taza de té quedó vacía arriba de la mesa blanca.  Él camina de nuevo hacia adentro. La puta, no tengo más puchos. Busca en el sillón del comedor un pantalón y una camisa, se los pone. Encuentra las medias y las zapatillas deportivas. Sentándose bruscamente en el sillón como agotado (de qué, de hacer qué) se pone las medias y las zapatillas. Saca cien pesos de la billetera y sale a caminar. Va lento. En la calle, nadie. Algunos autos con borrachos que pasan a todo lo que da, lo mismo de siempre. Hace cinco cuadras hasta el kiosko y compra un atado de veinte y el diario. Con el diario abajo del brazo pasa por la panadería y compra una docena de facturas. Hoy le doy un alegrón al viejo gruñón ese. Se ríe para sus adentros. Y mira el sol que ya es un redondel completo al final de la calle.  En la puerta de una fábrica, tres jóvenes con ropa de fajina esperan a ser atendidos por el portero. Escuchan radio y miran para adentro como queriendo el favor de alguien. El viejo los mira extrañado, como si fuese un cuadro de otro siglo. Camina media cuadra más. Saca las llaves, las pone en la cerradura, las da vuelta y entra a su casa. Cuando llega deja el diario y las facturas sobre la mesa. Pone la pava de nuevo, esta vez para mate. Recuerda que lo dejÓ en la pieza. Entra de nuevo y el otro viejo duerme. Despacito, sin querer hacer el menor ruido, tantea el mate en la oscuridad y se lo lleva. Sin embargo, cuando está saliendo su pie izquierdo golpea contra la pata de la cama y hace un sonido sordo. El otro viejo se da vuelta. Amor. Está todo bien, tranquilo. Ah. Y sigue durmiendo.

III.

En la cocina le pone dos hojitas de burrito al mate y un pedacito de cáscara de naranja mientras el agua se va calentando. Va hasta el comedor, abre el paquete de facturas y va comiendo una antes de que el mate esté listo. Es un vigilante con membrillo y crema pastelera. Saca el agua de la hornalla, la lleva a la mesa y en un gesto casi ritual pone del lado derecho: la pava, el mate y el cenicero; y del lado izquierdo: el atado de cigarrillos, el encendedor y las facturas. En el centro, el diario. Mira la foto de la tapa, es como si no se decidiera. Limpia sus anteojos con la camisa. Se los vuelve a poner y finalmente abre el diario. El viejo lee. Primero mira todos los titulares, uno por uno. Si algo le interesa mucho lee el copete pero no quiere detenerse en ningún artículo en particular. Aún no. Cuando llega a los suplementos del domingo los separa aparte. Si tiene tiempo los leerá. A él no le interesan mucho los suplementos culturales. Toda su vida trabajando en cultura sabe que nada nuevo lo va a sorprender. Sabe que el verdadero fragor está en las noticias de política nacional e internacional. Ahí se disputa el mundo. La cultura es para los que tienen tiempo al cuete. En medio de una lucha de religiones, con la cual tanto Averroes como Maimónides estarían aterrados, a la máxima autoridad de la iglesia católica se le ocurre decir que los homosexuales no son familia. El viejo toma un mate para que la belleza de la cáscara de naranja le haga pasar el mal trago. Sigue leyendo y sigue viendo las tramas de los conflictos por todos lados. Años de leer diarios ya lo hicieron a este viejo un descreído del mundo, de los diarios del mundo también. Tendría que haber comprado tres para comparar. Si compra tres diarios se queda sin comer, además sabe las represalias del otro viejo por gastarse casi cien pesos en tres diarios del domingo. Mejor, los otros dos, los leo por internet a la tarde.  Agarra una segunda factura: un cañoncito de dulce de leche. Lo saborea como ganando la victoria de los humildes: leer las principales noticias de los diarios por internet. Si al final, el diario del domingo es más para mantener una costumbre. La costumbre de ir hasta el diariero a las siete de la mañana, de comprar facturas, de hacerse unos mates y de ponerse en la mesa, con el diario enfrente y leerlo e indignarse por lo mal que todos siempre cuentan la trama.

miércoles, 14 de enero de 2015

El bicho verde



El bicho verde, como un hongo,
se entremezcla en mis poros.

- sale como transpiración por mi piel-

El bicho verde, afrenta dorada
de poeta que se cuela por la sien.

- como un sopor constante-

una mirada leve que se ausenta de la vida-

¿Es esto lo que realmente quería
si no hay - nadie-?

Bicho, mi bicho, pedazo de hojas
llevame poeta por el - mundo-
salvia por el - mundo-

que embrujados en este instante
- en este momento- acósmico

-sin dios ni centro-

encontremos los átomos del universo
- en nosotros-

bicho que me llevas a constelaciones
me haces - hablar- de mundos inexistentes

me traes de vuelta al - jardín primitivo-

bicho - bicho - bicho- ese era el temblor
que quería estremecer
- en mí-

spagíria dorada
que como - trenza-
se vuelve sobre el mundo

yo - mismo- te encontré
gracias a otrxs

martes, 6 de enero de 2015

La lógica del chusmerio








No sé cómo explicarlo pero es mejor explicarlo así que por otro medio o quizás, quién te dice, quizás puedas, quizás no, pero todo tiene que ver con cuanta energía le pongas a la cuestión ¿viste? Como que si querés hacerlo hacelo y sino no lo hagas. Tan difícil es decidir en estos días, me cacho en diez. Pero salta siempre una mosquita muerta buscando pasteles floridos donde sólo hay carne putrefacta y ahí se cae toda la estantería de esa psicópata estructura de mierda que son los estandartes con sus discursos y esas cosas. No, si te digo te miento. A vos te parece que toda esa parafernalia para nada, para que sólo sea todo cotillón y utilería. La Chola, la Chala y la Cacha me lo dijeron todo el otro día, estaban entusiasmadísimas con la idea. -Es de Maiami- decía enloquecidas. Yo no les dije nada pero sabía que por detrás se venía la treta. Mirá si toda esa silicona, si ese chalecito, si esa pelota de fútbol. Marta, decime a dónde vamos a parar con este gobierno corrupto Marta. Los negritos, los cabecitas, todos desfilando en bandadas con ese olor a cigarrillo berreta. ¿A vos te parece, Cacha? Yo se lo dije a mi hijo el otro día. Cualquier cosa menos negro y parece que me hizo caso porque ahora todos los domingos va conmigo a misa. Lo tengo cagando al pobrecito pero así salen buenos. Que estudie, que trabaje, que sea un hombre de bien. Y que ni se le ocurra mirar al vecinito de la otra cuadra. Ya se lo dejé bien en claro, con ese no se junta más. No, si en estos días no hay que confiar en nadie, María. ¿Viste el hijo de la Pochola ahora se casa con un tipo? ¿A vos te parece? ¿A dónde va a parar el mundo? La verdad es que estamos llenos de locos psicópatas y la gente de bien no sabemos más que hacer ante semejante pesadilla. Yo le dije a la Pochola: - no vayas, esa gente está toda loca-. Pero ella lo más feliz, encima dice que le cae bien el amiguito de su hijo. No, si yo te digo, te miento. Porque claro, en TN viste que dijeron que.... En Clarín viste que dijeron que... y Boudou, todo es culpa de Boudou. Anda preparándome la cacerola que ya salgo, ya salgo, por el campo, por la Sacro Santa Sociedad Rural que tanto nos ayudó con el Santo Padre Videla, por los dólares blue y el contado con liqui y el licuefaccionado en Singapur. Salgamos, llamemos a la Pochola, a la Chola, a la Chala, a la Cacha, a la Marta que venga con la señora que le ayuda en la casa, todas unidas por un país distinto a esta manga de mersas que lo único que saben es dar subsidios a los que menos tienen.

viernes, 2 de enero de 2015

Una gorra de Los Ángeles Lakers


Quiero elegir qué hacer
después de diez años estudiando.
Y en mis sueños sólo
aparece una skate.

Quiero que vos vayas en tus rollers
y perserguite con mi skate.

Quiero que hagamos el amor
sobre muchas ruedas
y sabés también qué quiero
una de esas gorritas
con vicera grande
que diga Los Ángeles Lakers.

Todo eso quiero
y un día de barrio con vos
con mate y galletitas
en una plaza.