domingo, 27 de abril de 2014

Libro de sombras: apreciaciones sobre la experiencia de lectura

(texto de Eduardo Piaggio)

Estas son sensaciones y algunas ideas surgidas durante la lectura del “Libro de Sombras”. Son más que nada un sentir, libre de cualquier pretensión de análisis y notas por el estilo. Hablan de la manera en que yo (lector) me vinculo con esta experiencia de lectura.

Desde el comienzo, “todo ensimismado, como una máscara retorcida”  avanzo dando pasos lentos. Entro en las imágenes que emergen de los poemas hasta perderme en la bruma; se hace presente la nebulosidad referenciada ya en la primera de las notas. Sin dudas me encuentro en territorio desconocido. Y casi sin querer, al dejar de buscar y dejarme encontrar por lo que surge, es la poesía quien enciende su antorcha y me guía entre las sombras.
Las imágenes pesan, leo despacio, en voz alta, sonando en cada palabra como si estuviera en un salón amplio y vacio ¿Hay silencios o son abismos?
Todo tiene la densidad de una noche de invierno y refleja la inquietud del caminante  (el poeta) por una ciudad mientras todos duermen; “En la atmósfera se disuelve el brillo/ Queda sólo una bruma donde la barca espera, áspera.”

Las notas en prosa disparan instantáneas emocionales, escenas, anécdotas y pensamientos que  aceleran el recorrido; son  impresiones lúcidas que revelan el mundo, que le sacan las cascaras a las cosas. Y la lectura se instala en ese ir y devenir constante; una vez un poema otra vez una nota, una vez inhalo (el aire se posa en el interior) y otra exhalo (el aire sale al mundo en prosa). Siguiendo esa respiración soy un pasajero dentro del libro. Se estiran mis sentidos y representaciones; “Debajo de lo que creías obtuso no se encuentra en lo que creías esperar/ Sino más  y mejor de lo que esperabas, y menos y peor de lo que hubieses esperado”. Entonces, el campo de la experiencia se expande: muto, y es lo más verdadero que puedo pedirle a un libro. “Algo cambia/ son los repliegues que se van transformando/guiño elemental que nos demuestra la subversión de lo concreto”.

sábado, 26 de abril de 2014

Un fin de semana de flores

Hoy es un fin de semana de flores. Flores robadas en el barrio de Quilmes. Hermosas flores.

Hoy es un fin de semana de olores. La blanca flor de jazmín del cabo ya no da más, una lástima de frío.

Hoy.... siempre hoy.... envuelve el aroma en la tranquilidad de un sábado no laborable (por lo menos, para mí).

Y al final.... el olor, el sabor de un cigarrillo siempre a mano. Mano tendida hacia nuestro fin de semana.

lunes, 14 de abril de 2014

El origen de una revista

El origen de una revista puede ser una charla de a dos en un futón rojo con mate de por medio o un contacto del facebook al que sabés que podés hinchar las pelotas.
Siempre dije que si hiciera una revista, sería para abrir un espacio que no existe, el lugar que no está ahí. Esa es quizás mi promesa: crear el lugar que no está ahí en la literatura lujanera - o lujanense-. 
Como principios: no hay principio, no me importa quién es usted ni su ideología política ni su postura frente al mundo, no me importa lo que hace o deja de hacer de su vida; traigame un texto y hablemos de literatura (en principio), de filosofía (en segundo término), de artes (en tercer término).
Aliados: Lautremont, Perlongher, Osvaldo Lamborghini, Héctor Libertella, Jacobo Fijman, Tsvietaieva, Shklovski, García Vega, Salzano, Freschi, Nakar Ellifce, Viel Temperley.... La lista sigue, es extensa... Más extensa de lo que se puede imaginar.
Bienvenido será todo atisbo de texto que sea anomal, refractario, no- tradicional.
Esa será mi revista.

domingo, 13 de abril de 2014

Un año no es nada, hermosa

Marina nació el 15 de abril. El martes se cumple un año de su nacimiento. El frío del otoño la vuelve mimosa, se posa sobre mi pecho y empieza a succionar como si yo tuviese una gran teta. Está grande, hermosa. Camina por la casa completamente segura de su imperio, es una doncella en un palacio de cristal. Tiene paz, vive en paz. Juega con sus lauchitas de juguete y una vez - sólo una vez- consiguió atrapar una de verdad. Su mancha café con leche de la oreja izquierda cada vez se le hace más grande. Es una tricolor rara: gris y blanco y sólo esa mancha color café con leche como para cambiar tanto bicolor.
Paula dice que es oligofrénica. Yo creo que ella vive alucinada: un mundo extraño se le abre a su alrededor y ella juega, duerme, sueña y tiene sus momentos metafísicos. Conecta con la tierra y el cielo, limpia nuestras oscuridades, moviliza los misterios. Ella es una señorita ingenua que no sabe lo que hace pero lo hace sin saberlo. Juguetona y hermosa. Marina cumple un año el martes.

martes, 8 de abril de 2014

La noche y su normalidad

Cuando todas las luces se apagan y sólo queda el velo de la noche como nuestro único compañero, en ese momento exacto, es cuando vemos transformarnos en algo que no somos. Vampiros de nuestras propias ideas, ideogramas de muchas formas. Ahí, en ese momento exacto, ya no sabemos qué es la escritura ni a quién responde. Escribimos como respiramos - exhalamos inhalamos escritura-.
En ese momento de la noche autónoma volvemos a creer en el arte como única salvación, fe o enseñanza para nuestro porvenir. Dialogamos con la nada, porque no nos queda otra. Damos vueltas a los millones de temas que nos rodean y - a veces- nos acechan como sombras. Ellas vienen por nosotros en el momento menos pensado.
Sin embargo, no todo es tristeza - o no es tristeza, nostalgia, angustia de lo que hablamos-. Hablamos de una sensación de desprendimiento del mundo. "Vivo encerrado en mis cuatro paredes, no tengo comunicación con el exterior y aún así escribo" dice el poeta.
En ese instante de desprendimiento es donde tiene que utilizarse todo lo que tenemos - que nos queda- de humano para desprendernos de nosotros mismos y mostrarnos extranjeros, extraños, excéntricos. Ahí no queda otra que fugarse.... Y hacía eso vamos.
Esto, como siempre, es un murmullo entre nosotros dos en el silencio de un suntuoso y extenso palacio que hacen llamar "la normalidad".