sábado, 22 de febrero de 2014

El crimen de la cuadrada (parte 1)


Vivía a seis cuadras del Carrefour de Luján. Todavía lo recuerdo. Fue un momento intenso el principio de este 2014.
Con Marcos, un día de febrero, no recuerdo cuál ya que no soy bueno para las fechas, fuimos a hacer la compra del mes en el supermercado. Con un changuito entramos al local, como hace todo el mundo. Debido a nuestros sueldos teníamos que ajustarnos el bolsillo y buscar los productos de Precios Cuidados, ese acuerdo de precios que el Estado Nacional había hecho con las cadenas de supermercados.
Compramos dulce de leche, atún, latas de tomate perita, aceite.... todo al precio acordado. Pero cuando llegamos a la góndola de la carne algo nos llamó la atención: la cuadrada, que tenía que estar a 49 pesos, estaba a 68.Con indignación llamé al carnicero de Carrefour y le expliqué que el precio acordado era 49 pesos. Él, sin escuchar lo que le decía, me decía que la carne de Precios Cuidados no estaba, no había más.
Algo me hacía pensar que en ese lugar tan brilloso, con todo ordenado, se escondía algo espantoso y cruel.
Tuvo que pasar un mes para descubrir la temible conspiración que rondaba atrás de la cuadrada. Mes en el que fui denigrado y ofendido por todos los carniceros rotativos del Carrefour pero eso no fue lo peor que me pasó, eso quizás es una simple estupidez al lado del caso que me tocó descubrir en esos días.
Cuando llegué a mi casa le dije a Marcos que iba a hacer la denuncia. Llamé, me atendieron rápidamente y les conté la falta de stock. Sin más, tuve un día como cualquier otro: fumar, dormir, comer, hacer trámites.
Pero a la mañana del día siguiente una piedra explotó contra la ventana del frente de mi casa. La piedra tenía un papel que decía "Metete con el azúcar Domino pero no con la cuadrada".
Traté de hacer la denuncia en la comisaría pero no había tinta para la impresora y, por lo tanto, no podía imprimir mi denuncia. Un amigo que militaba en La Cámpora me consiguió el teléfono de Barone. Hablé con él para que pasara mi caso en 678 pero él no me creyó, creía que era una jugada sensacionalista de la Corpo. Estaba atrapado. Alguien sabía donde vivía, me habían fichado. Tenía que moverme pronto.
Sin dudar, fui de nuevo a la góndola de las carnes y pregunté nuevamente por la cuadrada. El carnicero me dijo exactamente lo mismo que el otro: no hay más de la cuadrada de Precios Cuidados. Esperé a que se meta en la carnicería y me metí atrás de él. Pase despacito por los plásticos que estaban en la puerta y me escondí debajo de una mesa de metal que utilizan para cortar la carne.
-Hasta ahora nadie se había dado cuenta, hay que hacer algo con este- le dijo el carnicero a un hombre con saco y corbata.
El señor le respondió: - el tema es que estamos usando al azucar Domino para desviar la atención y este nabo viene ahora por la cuadrada.-
- Estos vienen por todo, jefe. Hay que tener cuidado. Sino vamos a terminar peor que Venezuela. Argenzuela nos vamos a llamar.-
- Hay que desaparecer a ese hijo de puta montonero del orto.-
Mi miedo al escuchar la palabra desaparecer hizo que mi cabeza se golpeara contra la mesa. Los dos miraron, me vieron y me entraron a perseguir. Salí de la carnicería y entre a correr por las góndolas. Ellos me seguían al grito de "¡Atrapenlo! Es peligroso, está planeando saquear el local". La gente se me abalanzaba encima creyendo que era un delicuente cuando los delicuentes eran ellos.
Corrí hasta mi casa, entré lo más rápido que pude y le dije a Marcos que junte lo necesario, que teníamos que irnos, que nos iban a desaparecer. Agarramos algo de ropa, el Nintendo, la poca plata que teníamos y el libro "La guardería montonera" y nos fuimos a tomar el colectivo 57 hasta Capital.
Justo era sábado, llegamos a Capital sin saber a dónde ir y nos fuimos directo a la Casa Rosada. Cuando vimos que estaba llena de gente que esperaba hacer la visita guiada, agarramos a un granadero que se estaba sacando una foto con una familia mientras hacía la V de victoria y le dijimos al oído: -Necesitamos hablar con Cristina, es urgente.-
-Eh?- dijo el granadero no entendiendo la situación.
- Nos persiguen por la cuadrada- le dijimos.
Él abrió los ojos grandes, su cara se endureció, soltó a la familia y dijo: - Siganme.-
Mientras caminabamos por unos pasillos solitarios, que no estaban abiertos para el público, él nos explico: - No son los primeros, hay más de mil refugiados por la cuadrada. Los tenemos escondidos por seguridad nacional. Parece que las grandes cadenas de supermercado esconden algo grande detrás del faltante de la cuadrada y quieren desviar la atención con otros faltantes. Todavía no sabemos muy bien que se esconde atrás de esto pero es algo que puede llegar hasta involucrar a los fondos buitres extranjeros. Ahora mismo llamo a un helicóptero para que los vengan a buscar y llevarlos al área segura. Ahí comeran todas las milanesas con papas fritas que quieran. Dicen que hacen una suprema a la maryland que es una delicia. Por ahora nunca me tocó estar por allá. Una última cosa: esto recién empieza, mañana en Clarín saldrán sus nombres y le pondrán alguna causa para que los busquen. Tengan cuidado. Desde ahora van a ser delincuentes para la sociedad.-
Después de esto, él llamó con su handy a un helicóptero y nos llevaron al área segura.


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