lunes, 7 de mayo de 2012

Un relato como fundamento

Dame un relato como un fundamento para entender mi amor. Hoy, con este otoño que se vuelve frescor que no enfría. Una guitarra me muestra un arpegio liviano que vuela desde los parlantes de mi computadora hasta tus oídos, lejanos. Hay una melancolía suave en el ambiente, como si fuese música funcional que nos invita a bailar suavemente un swing que venía acelerándose demasiado. No puedo pensar rápido. Mis dedos se frenan en cada punto, es más que una respiración. Cada punto es un abismo. Vuelvo sobre mis cosas, mi lugar, mis afectos. Te miro de lejos, quizás, para encontrarme con vos de otra manera, igual. Miro las fotos que tengo tuyas. Las repaso como si tuviese que rendir un examen: tu flequillo, tu nariz, tu piel color oliva, tus brazos flacos y largos. Estamos agotados de tanto jaleo, lo sé. Mi dolor es atroz, siempre es atroz. Vos sos la guarida donde protegerme, guarida hueca. Ayer, una amiga (sabes quién) me dijo "de él siempre vas a tener un ochenta por ciento, el veinte que queda es imposible". No sé si será verdad... Lo que si sé es que muchas veces nos fundimos, parecemos siameses (en algún lado ya escribí esto), otras veces siento que soy tu sombra, otras veces, cuando hablamos de literatura, yo soy el malo, el crítico insoportable, vos sos el pibe bueno, que cree en lo colectivo. Quizás te encuentre detrás de las páginas de esos diarios que me enseñaste a leer o a la vuelta de la esquina, en un lavadero atendido por una china que dice que soy tu marido.... ¿Te acordás de esa tarde en Coroico, al lado de la cascada, los dos sin remera, con shorts, fumando y comiendo queque de platano? hay fotos de eso. Vos saliste hermoso con tu tatuaje en la espalda. Después fuimos a otra cascada y nos metimos, yo gritaba del frío y vos te reías. Ese relato te regalo hoy, para tamizar este momento de ausencias. Ahora, cada vez entiendo más la idea de esa escritora rusa de que el amor es la pérdida, la pura pérdida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario