viernes, 14 de diciembre de 2012

Luján hoy

Luján hoy tiene aroma a jazmín y a tierra mojada... Luján hoy es un nido que me abriga y me dice que todo se puede, que se puede soñar más allá de lo que uno ve... que hay esperanzas, a pesar de todo. Miro por la ventana y veo los rosales de mi mamá: uno blanco, uno rosa. Me veo a mí como una historia que acuno, que quiero. Hoy es viernes a la noche y no necesito estar afuera de mi casa. Mañana será sábado y tampoco necesitaré salir de mi casa. Me acuno a mi mismo y pienso que de acá a quinientos kilómetros llega mi amor... que es lejos pero cerca. Justo, directo, un tiro al corazón. Un ave fénix. Soñé que me tatuaba un ave fénix y escucho de nuevo a Gabo Ferro y no me hace el mismo efecto, ahora..... me acaricia.

sábado, 24 de noviembre de 2012

Mar del plata

Bajé del colectivo sin nada... casi como vine al mundo. De a poco fui sintiendo el olor al mar, al yodo, al puerto.... Me fusioné con la primavera, con la brisa y con el frío de las siete de la tarde. Abracé, sudé, me quemé la cara. Brillaron mis ojos verdes. Soñé y quizás me sentí un poco lejos de casa, de nuevo.

martes, 13 de noviembre de 2012

Noche

En una cama extraña. Música bajita. Rodeado de personas que estan en la misma. Sintiendo lo mismo. Soñando que realmente se puede con la discriminación, con los cocteles, con el estigma. Viendo cada milimetro de nuestro duelo por lo que fuimos como si fuese una nueva oportunidad. Es ese sufrimiento el que nos hace grandes, pequeños adultos.

sábado, 3 de noviembre de 2012

El miedo

Un buitre me comía el pecho desaforadamente. De mi sien salía una lava violacea. Un herrumbe era mi cuerpo destripado en el piso. De golpe, una luz se aferro a mi sien.... Todo parecía espinas, espinas que iban inyectando sustancias etílicas en mis músculos. En el instante que todo se veía mas claro, un ángel me empezó a acariciar, me decía que era yo el elegido para reencarnarme en pez.... Me volví un delfin gris que iba a toda velocidad por el mar y el agua eran como plumas que hacían cosquillas... Una leve sinuosidad de formas me rodeaban, eran mis miedos que se iban yendo, levemente.

martes, 30 de octubre de 2012

Ángeles

Hay ángeles que me abrazan cuando caigo.... son esos seres que me ayudan a seguir cuando me ahogo en mi mismo.

domingo, 28 de octubre de 2012

Te extraño mucho, posta

Me despido de vos, con un llanto apagado. Me voy a un pueblo sombrío donde las almas andan solas, donde nadie se hace cargo de nadie. Me distancio de lo último que me quedaba de vos. Soy nadie acá. No tengo palabras para decir lo que siento y es hondo lo que se siente en mi pecho. Hoy salí a buscarte y no te encontré... Creo que de ahora en adelante voy a salir a buscarte y no te voy a encontrar.... Es difícil quedarse solo en este pueblo ¿sabias? No te tengo rencor. Vos tenes miedo que yo escriba lo peor de vos pero lo único que puedo decir es que sos el mejor pibe que pasó por mi vida. Te extraño mucho, posta.

viernes, 26 de octubre de 2012

En el conurbano

Lo que voy a escribir es lo más desgarrador que escribí nunca, quizás no se note pero lo es. 

En el conurbano bonaerense nos remitimos solamente a los hechos para mostrar lo terrible de nuestra existencia. En el conurbano vi al chico más lindo, con rastas, morocho, que estaba en la puerta de un recital de Logos casi desmayado. Lo conocía y lo invité a que se coma un pancho conmigo pero no quiso. En el conurbano no andamos con vueltas, no hay tiempo para volteretas, el tiempo apremia. Estamos tan solos que daríamos mucha plata por segundos con alguien. El chico de rastas me dijo que no, que no quería un pancho. Yo sabía de cómo vivía, lo conocía de antes y moría porque el chico de rastas me de besos desenfrenados contra una pared, que atrás de un árbol me desvista. Pero nada de eso paso. El chico estaba casi desmayado porque había fumado mucho, tomado mucho y comido poco. El hacía días que no comía. Así se pasa en el conurbano, pensé. Así la paso yo, como una sombra entre gente sin esperanzas, atada a una ciudad que es un pozo y que consume, consume por demás. El chico de rastas en mi sueño me despierta con un desayuno pero no es él, es otro, el de mis sueños. El conurbano es más terrible, es un chico de rastas con la ambulancia al lado y yo diciéndole que si quiere comer un pancho que se lo pago, que tengo un billete de cien pesos en mi bolsillo, aunque no parezca, aunque haya ido hasta el centro en bicicleta. El chico morocho, petiso, con una remera negra de heavy metal me mira y me conoce. Sabe que nuestros caminos se cruzaron por algún lado. Por algún colegio en el que anduve dando clases y él hacía de las suyas. El chico de rastas no tiene para comer, no tiene para vivir y con gusto yo lo llevaría a mi casa pequeñoburguesa a cambio de algo de sexo y afecto. Pero el conurbano es duro, golpea, deja cicatrices en la cara y en el cuerpo. ¿O acaso dónde están las marcas de mi homosexualidad? ¿Acaso alguien las ve? El chico de rastas que fue a ver el recital de Logos las siente, tanto como yo. En eso los dos estamos de acuerdo.

lunes, 22 de octubre de 2012

lazo de confianza

Cuando llegaste estaba lloviendo. Te subiste al auto, yo manejaba, fuimos a casa. Tomamos mates con tortas fritas. Charlamos, nos descubrimos en nuestros temores de nuevo. De ahí a la cama. De la cama a pedir comida. La noche se hace sincera a veces; aún en las contradicciones entre el hacer y el decir. La noche nos devora enteros y nos encontramos unidos en el reproche por un lazo de confianza.
Tenías anginas, me acuerdo. Te llevé a la clínica Güemes. Espere afuera de la guardia mientras fumaba un cigarrillo y veía como un perro era el único habitante de la calle. Recorrimos tres farmacias en auto hasta encontrar una que tenga los medicamentos. Estabas hirviendo, volabas de fiebre. Yo volaba junto a vos, esperando algo, quizás... Algo que de a poco se iba dando...

sábado, 20 de octubre de 2012

Encuentro

Me esperás en la esquina, justo en la puerta de tu casa. Enfrente hay una placita donde dos señoras esperan el colectivo y tres pibes toman birra. Mirás al piso, me mirás. Sonreís. Me abrazas suavemente y me das dos besos en la boca. El abrazo se torna intenso. Alguno de los dos lanza un suspiro. Abrís la puerta, pasamos al hall que dará a tu departamento.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Otra día a las doce de la noche

Levemente, como un suspiro, te vas desvistiendo. Entrás en la ducha, abris primero la caliente, después la fría, un poquito nomás, para que baje el calor. Te vas mojando como sintiendo poco a poco como la lluvia va deslizándose por tu espalda... te cubrís de agua tibiecita y todo lo del día se va yendo.... se va.... desaparece.... El jabón lo pasas por tu cuerpo, primero la pancita, después los brazos, bajas a tu ingle, las piernas.... Te moves un poco para entrar nuevamente a la ducha, te sacas el jabón con una suavidad de terciopelo y empezás a tocar con la punta de los dedos tu sien, tu pelo... Te pones shampoo, masajeas y las manos te quedan llena de espuma, te pasas el poco de espuma por el pecho y los brazos.... te enjuagas.... y por último la crema de enjuague.... Después salís y empieza otro día a las doce de la noche.

sábado, 13 de octubre de 2012

El sentido de la revolución

Seis de la mañana. Me desvelo, me hago una pava de mates, en verdad, un termo de mates. Pavas de mates se hacían antes, ya nadie ceba desde las pavas...
Me siento infeliz, incomodo. No sé dónde está mi lugar. Recuerdo una vez que estuve en Mar del Plata y me pasó lo mismo. Es el momento en el que querés sentar a la otra persona enfrente, sea la hora que sea, y explicarle por qué no podes más. Te sentís preso en tu propio cuerpo, en una mañana que se hace larga y tediosa.
Quizás, en este momento, lo mejor sea armar las valijas. Decir adiós, de una vez y para siempre. Terminar el juego, perdiendo, como siempre. El duelo del duelo del duelo. Beckett decía que había que fracasar mejor, siempre. ¿Se puede tener tanto odio al conocimiento? ¿Se puede desestimar tanto a una persona por los lugares que habita?
Hoy me siento menos que humano. Tengo menos derechos que un grano de polvo que se cuela por la ventana, ahora, a las seis de la mañana. Los humanos son contradictorios, los que se dicen humanos. Pelean por ciertas ideas pero después no saben llevar la revolución a sus propias casas, a su propia mente. De esta manera, presentan una batalla pública que no pueden llevar adelante en su propia intimidad. Creen que cambian el mundo pero no entienden que el mundo son ellos mismos y que si no hay un cambio en su propia subjetividad es imposible un cambio a nivel macroscópico.
Ya no creo en las grandes revoluciones, en la emancipación, en la autonomía, en la libertad. Siempre uno está al borde de sí mismo, se hace para y con los otros. Uno es, por naturaleza social, dependiente de otros, vulnerable en su propio cuerpo. El otro se puede constituir de dos modos: como alguien a quien albergar o como una amenaza. Muchas veces, los que se dicen humanos, buscan hacer la revolución sin darse cuenta de que lo más importante es albergar al otro.
El tema del otro es re importante en una revolución. ¿Qué se hace con esos que quedan al borde, por fuera de? ¿Qué se hace con los que no pueden constituir ningún tipo de masa? Hoy serán los locos, los linyeras, los que tienen el bicho, los que no tienen a dónde ir, los que piden monedas en el subte. Mañana serán otros. En la maravillosa Cuba "revolucionaria", a Reinaldo Arenas lo llevaron preso por ser homosexual y casi lo linchan. Después, cuando se va como balsero a EEUU tampoco encuentra lugar por ser sidoso, sigue manteniendo una posición marginal y desclasada.
Ciertas revoluciones no toleran lo otro, la gran mayoría de las revoluciones, es decir, las grandes revoluciones. Muchas veces pienso, como Walter Benjamin, que la clase que verdaderamente tiene poder revulsivo son los lumpenes y no los obreros. Esos marginales (de la noche) que terminan casi siempre en el encierro son los que verdaderamente llevan la delantera al pensar un tipo de sociedad nueva. Es decir, el pibe que come la sobras de Mc Donald's a la madrugada tiene más poder revulsivo que un obrero organizado. Pero esto los que se dicen humanos no lo pueden entender.
Los humanos, los que se dicen humanos, cambiaron en este último tiempo la mayúscula de Democracia por la mayúscula de Revolución. No se dan cuenta de que el pensamiento debe ser otro, el de las pequeñas minúsculas, el de los susurros. La pequeña revolución que quiero presentar no es una que se da a viva voz sino una que se susurra de oído en oído, haciendo hueco con las dos manos, para sentir al otro cuerpo cercano, albergándolo, sintiendo esa presencia maravillosa que es lo extranjero a uno mismo.

lunes, 24 de septiembre de 2012

Brotes de primavera

Hay sensaciones que hacen volver un tiempo. Pensar "¿y si tomamos un helado?" y llevarlo a la práctica es síntoma de un tiempo que empieza. Remeras mangas cortas, bermudas, medias cortas y finitas. Ese tiempo donde el día se vuelve más largo, con más actividades. Septiembre es un baño de magia. Los brotes se hacen notar, brotes pequeñísimos (esa palabra tan Juan L. Ortiz, pequeñísimo). El quedarse hasta tarde despierto no es una tortura al cansancio y al frío, aunque alguna breve brisa nos haga recordar que todavía el invierno no se fue....

Así estoy con vos, en ese espacio de transición donde algo se entierra (una pequeñísima parte de uno se va con uno) para empezar a brotar otras cosas de uno mismo, levemente, sin apuros...

lunes, 17 de septiembre de 2012

Otra vez Marina

"Los dientes
apreté contra los labios.
No voy a llorar.

Lo más duro-
dentro de lo más blando.
Con  tal de no llorar."

M. Tsvietáieva


Estar a punto. Al borde de. Sentir la hinchazón en el borde de. Otra vez el silencio. No. No quiero hablar. No hay palabras disponibles. Es el borde lo que exaspera esta sintaxis. Quizás... Pero no. No es lo que sale desde acá. Desde acá hay un hueso incompasible. Pedazo de hueso fofo, laxo. Abrir la brecha en la soledad. Sí. Estar encima de, por sobre. Subsistir. No. No puedo hoy. No. Hoy no sale. El amor no es para plebeyos de alma. Seré aristocrático pero sólo quiero que me entiendan mis amigos. Ya no tengo. Quede solo en la intemperie. Seré a cielo abierto. Voy siendo. Encerrona enquistada no se sabe dónde. Abrazo la locura, el aire en mí... Abrazo el aire. No. No voy a. No. Apretar los dientes. Otra vez Marina, la débil Marina. Vuelve. Un grito en el medio del suicidio. Un espacio para desaparecer. Para. Pero volver a subsistir. No. No voy a. No.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

El viaje

Todavía ni armaste el bolso. Tu preocupación es que el libro quede armado. Te entiendo. Estamos saltando con los tiempos, la facultad está tomada y yo pienso, como en chiste, que bebió demasiado la pobrecita.
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Mis zapatillas están al lado de la cama. No las saqué de la caja. Están como muertas esperando ser estrenadas. Vos te fuiste a cortar el pelo y yo escucho Liliana Herrero, canta El tiempo está después. ¿Te acordas de todo lo que nos hace recordar esa canción?
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Te llevé la ropa al lavadero, fui a la imprenta. Al tipo de la imprenta le gustó que el libro tenga diferentes colores. Los miraba como a un objeto extraño. Quedaron lindos pienso. Se los mostré a Manu, el piensa como yo, que no hay que darle tanta bola a los detalles.
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Enero (diarios en verano) se llama el libro. Lo escribimos en Bolivia, en Luján y en Buenos Aires. También se escribió en Córdoba, una mínima parte. Mañana, jueves, nos vamos. Tengo ansiedad, como galletitas Express con mermelada de mandarina, esa que hizo Marga con las frutas de Carlos Keen.
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Mañana a las 9 30 de la mañana voy a estar frente a un curso dando clases, después iré al gimnasio y vendré a Capital. La Capital, como le dicen en Luján, como le dicen en provincia. Como si La Capital fuese un lugar inaccesible para las personas del interior.
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Carla, mi profe del gimnasio, me preguntó "¿te vas a Córdoba a un retiro?". Yo le dije "si, salgo de Retiro". "Ah no.... pensé otra cosa" me dijo. ¿Ahora creen que soy católico?
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20 libros. Con 20 libros nos vamos.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Nuestros lugares

Cuando estoy con vos me siento un nene. No me puedo enojar. Sos un cuerpo largo, flaco, morocho que se extiende al lado mio y me mira con ojos dorados, sí, esos ojos no son negros, son del profundo dorado, de ese dorado del que estás hecho. Yo nací para quererte toda la vida dice una zambita que cantamos juntos varias veces ¿y sabés qué?... Tengo ganas de que me muestres de nuevo nuestro norte, que nos subamos al cerro San Bernardo y que tomemos mate mirando a la linda, que vayamos una noche más a la Casona y que Abel cante Zamba del carnaval y que a mí se me escape una lagrima de vino y coca. 
La semana que viene, quizás, nos encuentre en Córdoba. Nunca te fuiste de ahí y, a veces, en tus charlas, decís "acá en Córdoba" refiriéndote a Capital Federal. Yo te dejo, te entiendo. Córdoba fue la mejor parte de tu vida, quizás yo soy un simple ocaso de eso que viviste allá. Pero creo que también Córdoba tiene algo todavía familiar que no tiene Capital. 
Buenos Aires, lo sabemos, es una bestia hostil con todos, mezcla de soledad, snobismo y no sé cuántas cosas más que la hacen bastante pedante y difícil. Por algo tienen el jefe de gobierno que se merecen. Pero eso no importa ahora. Lo que importa es que ya pasó mas de un año y que seguimos, los dos con varias kilos de más, con más panza, más canas, más recuerdos. Pensar que hace un año te ibas solo para Córdoba a festejar el cumpleaños con tu familia. Ahora, tu familia me espera y ya pensamos en cómo voy a hacer con mi terrible adicción al cigarrillo... 
Ahora, en mi casita de Luján, te imagino buscándole el regalo a Mel, en un shooping, todo tan frívolo, tan distante. Hoy dormí todo el día, fui al gimnasio, di clases, tomé mates con Marga y Eduardo en la cama y tome mates solo en mi pieza. La pieza que nos vio mirando tele toda una tarde entera, jugando a estar de vacaciones en la casa de mis viejos y después está ese lugar, el lugar que quiero para mi vejez, para cuando todas las obligaciones se hayan disipado y sólo quede esperar: Carlos Keen. 
Carlos Keen nos espera con el tilo que le regalé a mi vieja con mi primer sueldo, para hacer mates con yuyitos, para hacer dulces, comer mandarinas en invierno y frambuesas en verano. Te voy a contar un secreto: mi fruta preferida es la frambuesa, me gusta ese gusto ácido que tiene y que se te queden los dedos morados después de comerla. 

lunes, 3 de septiembre de 2012

Doliente aleluya

El mate está en el punto justo hoy. Mi vieja me dejó una Rhodesia en la mesa para cuando llegue del gimnasio. La canilla de la cocina gotea. No se escucha nada más y pongo Jeff Buckley para pasar este momento, se escucha un doliente aleluya y me doy cuenta que Buckley me gusta más por su vida que por su obra. Se murió nadando en un río, ahogado. Recién alcanzaba lo que ciertas personas llaman la fama, eso que te hace salir en todos los diarios y encontrar fotos de vos en todos lados. Yo estoy ahogado en vida pero quiero construir una catedral gótica con las palabras, que se semeje a un palacio encantado, con fantasmas que mueven cadenas, con raptos de locura consciente... ¿Y si me miro al espejo y les cuento que encuentro dos órbitas deshabitadas? Soy menos que ese fantasma que vivirá en mi palacio gótico de palabras. Me llegan sonidos de algún monstruo, ¿o será mi imaginación que escucha las ramas que se mecen con el viento?

sábado, 1 de septiembre de 2012

Realismo extremo



Boris Pasternak, un escritor ruso, iba a dar un discurso para la asociación oficial de escritores de la URSS, él había escrito un discurso pero antes de subir al estrado, un oficial de Stalin le rompió su hoja y se la cambió por otra. El llegó al estrado y frente a los micrófonos lo único que alcanzó a gritar, antes de que lo saquen de las narices, es "no se organicen". 

Ser realista extremo conlleva una decisión imperiosa de soledad. Lo real es una invaginación de nuestro discurso, lugar inaprehensible y ahuecado de nuestras palabras. Es el culto al silencio de las obras de Beckett o la cavidad simbólica que divide las quimeras en la obra de Fijman. No vivimos nuestros reales desde la palabra, más bien la experimentamos en el caosmos en el que estamos sumergidos, en nuestros cuerpos a-morfos, más no disformes. Figura atonal, ruinosa. El ritmo del mundo es increíblemente más congestionado de variables que lo que podemos imaginar con nuestro lenguaje. En ese mundo no hay lugar para nosotros, los que valemos menos que una sombra, los que no nos intercambiamos ni nos subimos arriba o abajo del árbol del significado. 

domingo, 12 de agosto de 2012

animal carnívoro

El domingo se extiende como un animal carnívoro a punto de destrozar a su presa. Brutal, interminable. Todos los caminos conducen a ningún lado. Todos los latidos se sienten en lo profundo. Cabalgar sobre nuestras asperezas para no ver la lenta solicitud de lo dado. ¿Somos del tiempo? Las palabras, como este domingo voraz, se pierden en la incertidumbre del susurro.

lunes, 2 de julio de 2012

El árbol de tilo


Con mi primer sueldo le compré un árbol de tilo a mi mamá. Mi papá lo plantó en el campo. Me acuerdo que me costó ochenta pesos, era flaquito, con dos ramitas y algunas hojas. Era primavera y lo subimos en la caja de la camioneta de mi vieja. De eso ya pasaron casi cuatro años. Hace cuatro años que trabajo en la docencia, que día a día me paro enfrente de un curso e intento enseñar lo que no sé, eso que se llama Prácticas del Lenguaje para los diseños curriculares.
 A veces me siento raro, no entiendo qué fue lo que me hizo sentirme bien al estar al frente de una clase, con la responsabilidad que eso conlleva. Hay veces que pido demasiado y otras en las que no estoy tan exigente. Lo que pasa en cada curso es maravilloso, es alquimia pura. Hoy un alumno me abrazó y me dijo que no quería que me vaya, se hizo, en joda, el que lloraba. Me reí mucho. El alumno se llama Cristian y es el segundo año que lo tengo, lo tuve hace cuatro años, en mi primera suplencia. El pasado siempre vuelve y es impresionante reencontrarse con ciertos pibes, cruzarlos en la calle. 
Hace unas semanas me crucé con una alumna que ahora es mamá. Yo me iba para Capital, esperaba el colectivo en Belgrano y Mitre, todavía no hacía frío, así que debe haber sido en abril. Me contó que tuvo un bebé sietemesino, que lo tenían en la incubadora. Me acordé que se puso de novio, el año que yo la tuve, con un chico del curso, el Pocho. Yo quería que el Pocho termine el colegio y que escriba, que sea escritor, el también quería. Le gustaba el periodismo, le gustaba escribir desde su experiencia, hablaba de los jóvenes y cómo se los criminalizaba con una coherencia que daba miedo al militante mas entrenado. 
Esas cosas pienso ahora, que vuelvo cansado, que enciendo la compu después de un día de trabajo.

jueves, 21 de junio de 2012

Entre la hipérbola y el hipervínculo el Libro de Sombras de Mariano Massone, algo que no se vuelve dibujo y que, sin embargo, todo el tiempo se está dibujando, desdibujándose.


Por Romina Freschi

Me causa un poco de gracia venir aquí a hablar de un libro en el que tengo, entre otros, el rol de personaje.  Aparezco allí con nombre y apellido, y en cierta medida, se me adjudica también, voz y autoría. Estar aquí entonces me pone en un lugar no extraño pero sí demasiado al descubierto, me pone en el lugar de lo obvio, ya que estoy puesta aquí para representarme a mí misma, sea lo que sea que eso significa.
Como cierta clase de programa o una aplicación, corre entonces la representación aquí. Y llegado este punto, es en cierta medida, también un alivio. Puedo habilitar algún grado de “suspensión” de mis otras facetas suponiendo que sé exactamente cuáles son ellas, y dejar correr esta aplicación aquí, un self digital, ser “La” Romina Freschi, como leí por ahí en Facebook, que es también una aplicación.
Igual nada de esto es extraño tampoco a la hora de hablar del libro de sombras, o de Mariano Massone, su personaje principal y el autor, mi alumno, mi amigo, mi hijo, mi colaborador, un plebello,  y, como se lee en la solapa, poeta, ensayista, brujo, pampeano y saltimbanqui, más todas los programas o sombras que le conocemos, le adjudicamos y las que no.
Digo, no es extraña la representación. Primero pienso en las sombras chinescas. El teatro de la vida y la sombra de lo que es Oriente aquí en el Sur, y una serie de papeles asignados a partes del cuerpo en el teatro de sombras, a partes del cuerpo y de la psiquis en el teatro de la vida, o partes del papel mismo en el pliegue de un origami.
Como un breviario entonces de guiones o protocolos de la vida moderna, aparecen y desaparecen los roles en esa especie de diario de hace más o menos un año y que se halla además cruzado por un río interior. El diario comienza justamente el 14 de mayo, día de cumpleaños de mi perro John Lennon, y apenas pasada una quincena de la noche de Walpurgis y del día del trabajador. Más o menos como hoy pero hace un año.  
Por un lado entonces, la suspensión del poeta y su voz propia, por otro lado el narrador repleto de voces.
Tantas voces hacen un libro mudo – esa imagen en la tapa -  y un libro de sombras – que es también otra clase de representación, un libro de dibujos – otra vez el mutus liber en La Rochelle, pero también, la idea gráfica de la representación, y su base: la perspectiva: dos líneas paralelas que se unen en el infinito, como la ciencia y la religión se unen en la alquimia, y como el plano hiperbólico del universo puede comprimirse en el interior de un círculo.
Es aquí donde evidentemente me represento a mí misma, leyendo este libro de sombras de Mariano como si se tratara de un hiperredondel, de los míos.
Pero también se puede leer como uno de los grabados en madera de M.C. Escher, (Maurits Cornelius aunque estoy tentada de llamarlo Em Ci Escher). El grabado se llama Límite Circular I.  No es tan conocido como el de las manos que se dibujan unas a otras, y que en este libro también nos sirve mucho para leer el entramado de voces y de las imágenes.
De mucha de la obra de M. C. Escher se dice que representa el pensamiento matemático moderno, y dentro de él la geometría hiperbólica.  Límite Circular I es básicamente un redondel, je,  y en él vemos una infinidad de peces que parecen apretarse a medida que se acercan a la frontera del círculo que las contiene. Los peces están dibujados en blanco y negro con ojos del color opuesto, como en el ying y el yang, solo que los peces tienen formas angulares, a no ser por los ojos que son redondos. 
Dice Roger Penrose en relación a esta imagen:
Imagínese que usted es uno de los peces. Entonces, ya esté situado próximo al borde de la imagen de Escher o próximo a su centro, el universo (hiperbólico) entero tendrá la misma apariencia para usted. La noción de “distancia” en esta geometría no coincide con la del plano euclídeo en cuyos términos ha sido representada. Cuando miramos la imagen de Escher desde nuestra perspectiva euclídea, los peces próximos a la frontera parecen hacérsenos minúsculos. Pero desde su propia perspectiva “hiperbólica”, los peces blancos o negros piensan que tienen exactamente la misma forma y tamaño que los que están próximos al centro. Más aún, aunque desde nuestra perspectiva euclideana exterior ellos parecen acercarse cada vez más a la propia frontera, desde su propia perspectiva hiperbólica dicha frontera siempre queda infinitamente lejos. Ni el círculo frontera ni nada del espacio “euclídeo” exterior tiene existencia para ellos. Su universo entero consiste en lo que para nosotros parece estar estrictamente dentro del círculo.

Dice Mariano Massone en el Libro de Sombras
El ojo que antes miraba de un modo, hoy
es una esfera.  Volviéndose sobre sí mismo es
espectador de un tiempo que no es repetible, de un ojo
que no es repetible (mirada tornasolada que
 subleva el espacio)

y otra vez, la voz que se escucha no es mía.

La voz se vuelve candor, se despliega de mí
como si fuese un pez que vive en mi estomago y que
sólo se puede descifrar bajando a mi profundidad
por una roldana y un balde: Aljibe que hay en mí,
que contiene a un pez que habla por mí.
(Pez halado a mí…)

Un círculo el ojo, el estómago, el aljibe y el balde. Todo el cuerpo una vejiga de pez donde también puede vivir el pez. Un círculo es también lo que contiene la estrella de 5 puntas de múltiples significados esotéricos y matemáticos, y que Mariano elige para representar su primer diagrama sobre Maestro y Margarita de Bulgakov, otro de los polos del sistema de lecturas que es también el libro de sombras.
He aquí lo hiperbólico, en el espacio de la curva del libro, en el semicírculo que abanica al abrirlo, la generatriz de un sistema de lecturas. Literarias y no. Solo literarias en la medida en que hoy las leemos en el libro de sombras. Ejemplo de esto es cuando leo mi nombre en el libro, yo sé que existo fuera de él, y al mismo tiempo, comparto esas reminiscencias, como se puede compartir una lectura, una visión, una perspectiva. Ahí la hiper bola, una pelota, otro redondel.
¿Acaso mirarán por la mirilla estos animales, que / en su inteligencia, se nos escapan? Así como peces hiperbólicos vistos desde una perspectiva euclideana, o como un matemático fuera del círculo visto por los peces hiperbólicos dentro del círculo, así a veces parecen verse algunas de las puntas de este libro. Su proliferación y su modo de arrimar el pensamiento al sentimiento ponen en cuestión la distancia.
Si al principio lo que era Suspensión no parece tener nada que ver con el ritmo hiperkinético del diario, al final del libro no sabemos cómo hacer para separarlos el uno del otro. No hay suelo, repite el texto. La grieta también conecta lo desconectado.
Así las superficies, y el espacio (la calle o el espacio cósmico) solo requieren ser atravesados. No hay otra clave para la experiencia, o para la experienciación, palabra diseñada por Mariano. No hay otro modo de leer ni de vivir más que atravesar, y el atravesar implica de por sí lo transitorio. El tránsito, lo trans. Hoy que tenemos ley de identidad de género, lo real es que todos somos trans. ¿Cómo vivir de otro modo el apasionamiento? En lo trans es donde transcurrimos, y armamos secuencia, vida, amistad, bola, nos damos bola.
Cito a Mariano, pero en El cuchillo de Abraham.

Esta transferencia es infinita e indefinida. No hay límites para lo trans. Lo trans persiste ante la masacre de las coagulaciones. Es que en el tránsito, en la transfiguración translucida, en la transmutación los elementos del lenguaje van desarticulando aquello que no muestra el Verbo. Sólo hay muestra y, en el fondo, hay fondo pero sin forma ni fondo. Ese es lo que se llama pasión: sólo se encuentra lo que se muestra y en lo que se muestra no está. Por eso, la pasión incide en la redención. Ninguna redención salva a nadie de nada, simplemente lo envuelve tras otro velo, lo refugia en otro estadío.

Recuerdo cuando Mariano llegó al taller hace algunos años. Para él son muchos, para mí no tanto, aunque cuando miro fotos me doy cuenta de que sí ha pasado mucho tiempo, mucha agua bajo el puente, y mucho apasionamiento en cada una de nuestras vidas. En ese momento, me pareció un cachorro y durante años lo llamé cachorro. En estos días, mientras me preparaba para hoy, pensé que al llamarlo cachorro lo estaba llamado un “cacho rró”. O sea un cacho de mí.
Y sí, yo adoro a los perros, y así como soy un personaje del libro de Mariano, John Lennon y Julia, mis perros, son personajes de mis poemas, e incluso de poemas de amigos. Mis perros fueron y son un modo de la maternidad. Durante mucho tiempo acariciamos con Mariano la idea de una mutua pertenencia a través de esa relación perruna, de esa continuidad no genética, aunque sí generativa.
Como todas las maternidades, por suerte, ésta tampoco es lineal, sino que  revierte y si bien sé que Marian aprendió mucho de mí- porque así dicta el rol para los dictadores de talleres y sus talleristas y para las directoras de revista y sus colaboradores-  lo cierto es que yo aprendí- y aprendo- mucho de él. Crecemos los dos hasta ser cachorros juntos.
En esa transferencia no exenta de narcisismo se juega en gran parte nuestro hipervínculo. Somos peces que piensan que tienen exactamente la misma forma y tamaño aunque de afuera nos vean tan distintos.
Dice Mariano
Mi voz, espiral de voces,
Ladra el aliento que otros creen ilusorio.
Guau Guau!

Escrito para la presentación del Libro de Sombras, en mayo 2012

martes, 19 de junio de 2012

vida en minúscula III

 Siempre me voy a acordar de ese lunes. Me levanté a las ocho, no estaba solo. Tenía que sacarme sangre para esos estudios que me hago cada tres meses. Tenía los ojos pegados, llenos de lagañas, el pelo despeinado. Me cepillé los dientes y tomé dos vasos de agua - siempre tomo algo por más que tenga que hacer ayunas. Me subí al colectivo, bajé en Gascón y Coronel Diaz. Ahí, en esa esquina, como si estuviese bailando una zamba de despedida, se perdió una parte de mí. Fumé un pucho pensando que, quizás, todos los momentos de la vida se van así de rápido.

sábado, 16 de junio de 2012

vida en minúscula II

Volver un viernes a la noche de la clínica en auto. Sentir las calles de Luján vacías. "Quizás, algún día, pase algo en esta ciudad" pienso. Manejo lento, pausado, como no queriendo llegar a mi casa. Paso por una estación de servicio y compro un chocolate. Busco algo que cambie la situación, la condición de vivir una vida silenciosa en una ciudad silenciosa. La radio canta "y es que esta es mi corteza donde el hacha golpeará". Pienso en los que se fueron, en los que están, en los que vendrán. Me siento una hormiga en el vacío inmenso de un pueblito del interior. Sueño con viajar, con irme a otra ciudad, con conocer gente nueva, con armar nuevas relaciones. Pienso en mis viejos, en mis tratamientos, en la facultad, en mi trabajo, en la gente que me quiere. Pongo en la balanza y decido qué hacer, pero postergo. Soy suspenso en un pueblo a la una de la mañana, dormido.

viernes, 15 de junio de 2012

vida en minúscula

Vuelvo de Capital a Luján a la madrugada. Llevo conmigo dos revistas Plebella 25, una biografía sobre Arthur Rimbaud, una colección Color Pastel y un regalo de Romina. No duermo en todo el viaje. Es imposible dormir. Muchas cosas. Ayer encontré puntos de contacto con algunas personas. Mónica me dijo que el problema es que Venus no está en su sitio. Lo mío es más terrenal pero le creo igual, puede ser una de tantas cosas que pasan. Miro por la ventana del colectivo y veo como me voy convirtiendo en tierra adentro, en llanura. Las casas se van haciendo cada vez más bajas hasta desaparecer por completo. No puedo leer, el colectivero apagó la luz. Cuando llego a Luján todo es desolación, un auto pasa a lo lejos, escucho el ruido. Abro la puerta de mi casa, enciendo la computadora. Nadie en ningún lado. Son las tres de la mañana y me encuentro completamente solo. El mundo duerme allá afuera.

martes, 12 de junio de 2012

Filosofía barata y zapatos de goma

Volví a escuchar un disco de mi adolescencia. Me doy cuenta de lo mucho que sangra ese disco, de lo que sangro. Miro por la ventana como esperando, pero no es eso. Me acuerdo que un lunes a la mañana te dije que me iba a ir, me llevé la carpa, la marmita y toda mi ropa. Nos despedimos con una sonrisa (esta mentira te hace feliz, quise quedarme pero me fui). No fue en la terminal y no estaba descalzo. Fue en plaza Once, a las 8 de la mañana cuando di un paso hacía la lejanía. Sin darme cuenta, quizás, estaba viéndote por última vez. ¿Por qué siento eso? "La palabra se entrecorta" dice un personaje de un cuento-poema que estoy escribiendo. Es eso. Antes de llegar a Once casi vomito en el 105. Casi saco afuera, como la noche antes, todo lo que tenía de más íntimo. El tiempo paso. Ahora estoy acá, en piyamas, de la cama al living, como otro cd de mi adolescencia. El tiempo es una herida, nací para nacer y no salir con vida - es verdad Charly, es verdad. Pensar que el último recital que fui con él vi la decadencia tuya en el escenario. Me tuve que bajar del 105 y tomarme un taxi porque sino iba a ser muy feo lo que podía llegar a pasar. Cuando llegué a Luján, me di cuenta: me había ido, me traje de una vez por todas la carpa y la marmita.


(puedo aterrizar en la oscuridad)

domingo, 20 de mayo de 2012

Sin mucho para decir

No sé vos pero yo estoy así. Te miro dormir al lado mío. Mis ojos están rojos, creo que hace un rato lloré. Creo, también, que vos me viste llorar. Escribo y no tengo mucho para decir. Es raro lo que siento. Como si estuvieses acá y a la vez lejos. En el fondo, no hay forma ni fondo. Quizás un vacío que es el que me genera estas impresiones apabullantes. No tengo por qué mentirte, no te miento. Sabés todo lo que querés saber de mí, también mi dolor. Hoy el domingo se vuelve hojas de otoño que se caen con el viento. Afuera un bebé llora, un auto pasa, un hombre le dice algunas indicaciones a su mujer antes de entrar al auto. Afuera, quizás, para vos, esté la vida. La mía se pierde a cada instante.

viernes, 18 de mayo de 2012

Ley de identidad de género

Estar en la calle con vos es la felicidad. Salir a la calle, poner el cuerpo. Recuerdo ahora que nos encontramos ese día enfrente al Congreso. Vos me encontraste, me diste un beso. La calle estaba cortada. La bandera multicolor flameaba y sentía que era todo un cuento de hadas. No estábamos muy bien pero el día pudo más. Nos sorprendimos con Aníbal Fernandez y su relato de Stonewall. Aplaudimos y abucheamos. Compramos cervezas y patys. Los policias cuidaban a las travestis y cortaban la calle. Las chicas lloraban, los chicos se abrazaban. Nos sacaron una foto en la que estábamos besándonos. Al otro día la encontraste en facebook y me la mandaste.

lunes, 7 de mayo de 2012

Un relato como fundamento

Dame un relato como un fundamento para entender mi amor. Hoy, con este otoño que se vuelve frescor que no enfría. Una guitarra me muestra un arpegio liviano que vuela desde los parlantes de mi computadora hasta tus oídos, lejanos. Hay una melancolía suave en el ambiente, como si fuese música funcional que nos invita a bailar suavemente un swing que venía acelerándose demasiado. No puedo pensar rápido. Mis dedos se frenan en cada punto, es más que una respiración. Cada punto es un abismo. Vuelvo sobre mis cosas, mi lugar, mis afectos. Te miro de lejos, quizás, para encontrarme con vos de otra manera, igual. Miro las fotos que tengo tuyas. Las repaso como si tuviese que rendir un examen: tu flequillo, tu nariz, tu piel color oliva, tus brazos flacos y largos. Estamos agotados de tanto jaleo, lo sé. Mi dolor es atroz, siempre es atroz. Vos sos la guarida donde protegerme, guarida hueca. Ayer, una amiga (sabes quién) me dijo "de él siempre vas a tener un ochenta por ciento, el veinte que queda es imposible". No sé si será verdad... Lo que si sé es que muchas veces nos fundimos, parecemos siameses (en algún lado ya escribí esto), otras veces siento que soy tu sombra, otras veces, cuando hablamos de literatura, yo soy el malo, el crítico insoportable, vos sos el pibe bueno, que cree en lo colectivo. Quizás te encuentre detrás de las páginas de esos diarios que me enseñaste a leer o a la vuelta de la esquina, en un lavadero atendido por una china que dice que soy tu marido.... ¿Te acordás de esa tarde en Coroico, al lado de la cascada, los dos sin remera, con shorts, fumando y comiendo queque de platano? hay fotos de eso. Vos saliste hermoso con tu tatuaje en la espalda. Después fuimos a otra cascada y nos metimos, yo gritaba del frío y vos te reías. Ese relato te regalo hoy, para tamizar este momento de ausencias. Ahora, cada vez entiendo más la idea de esa escritora rusa de que el amor es la pérdida, la pura pérdida.

viernes, 13 de abril de 2012

Pacífico violento

No sé si alguien se acordará del pacífico violento. Hoy lo vi a la salida del colegio, me saludó. Yo iba con mi mochila marrón y con la remera que me prestó Leo. Era un día normal, caminaba hacia el policlínico para ponerme la vacuna antigripal, ahora que se avecina el invierno, parecen decir los diarios y, un poco, el clima.
Por el aire volaba una avioneta anunciando un nuevo circo que estaba en Luján, en Lezica y Torrezuri, cerca de la casa de Anita. Me acordé de Anita, de mis quince años, de estar tirado en mi cama y escuchar que se aproximaban a Luján hordas de circos desde una avioneta. También me acordé de los recitales de banditas punks que se hacían en el club platense. Ahí tomabamos cerveza y nos poníamos a poguear.
El pacífico violento pasó en una bici de esas chiquititas, esas que se usan para hacer piruetas. Una mezcla de hippie y adolescente eterno en su cara. ¿Cómo me voy a olvidar como pogueaba el pibe? Iba caminando tranquilo y después, de repente, tiraba una patada samurai a cualquier poguero improvisado. El poguero improvisado caía de cara al piso y el pacífico violento seguía su camino con un paso de reagge digno de Bob Marley. Era un artesano, la verdad es que era un artesano. Nunca vi una persona que en su propia personalidad podría resumir la malicia y la benevolencia.
Hoy lo saludé a la mañana, como se saluda a cualquiera. Después, me tomé el colectivo Zapiola- Ameghino, me bajé en la panadería de La Plata y compré unas facturas.

lunes, 9 de abril de 2012

Encuentro con el Diablo (o Lo Siniestro)

Hay ídolos que son ídolos toda la vida, como Luis. Hay otros ídolos que parecen desinflarse, desarticularse con el tiempo.
Para los que nacimos en el 80, Charly es el flaco escuálido que rompía guitarras, que llegaba tarde a recitales y que tenía su habitación toda pintada con aerosol. Todavía me acuerdo cuando vino a Carlos Keen y tuvimos que esperar cuatro horas para poder verlo.
El sábado Charly no era el mismo. Sentí que estaba viendo a un viejo dopado con inyectables, con buena dentadura pero sin la agilidad mental, la improvisación que tenía ese Charly de hace diez años atrás.
Todos crecemos y no somos los mismos. Charly, ese otro que se paró en un escenario el sábado, me dio lastima. Me da lastima verlo sin drogas ilegales pero inyectado de drogas legales, diciendo "Vamos a pasarla bomba" o "Gracias por haber venido" casi casi como pidiendo disculpas.
De Luis me quedo con un recital maravilloso que fui a ver en la costanera sur, con Anita. Nos sentamos con mates y facturas, teníamos un mantelcito hippon y todas nuestras ganas de escuchar Canción para los días de la vida. Pero de Charly siento que la última imagen que me va a quedar es un encuentro con lo siniestro: un señor de 60 años que pide disculpas, un hijo de la lágrima.

viernes, 30 de marzo de 2012

Cambios

Miro mis ojos en tus ojos. Verde sobre negro. Abrazo la almohada y pienso cuánto tiempo más tengo que esperarte (él que me espera sos vos). ¿Por qué el tiempo nos delata, a veces, y nos sentimos que vamos ocupando un espacio que parece no ser nuestro? Relatos de un lado que no es el mío. Quisiera ser más así ¿Sabés?Pero no puedo... Y siempre sale un reproche sobre mí mismo ¿Nos separamos para nombrarnos? ¿O solamente jugamos a la distancia para vernos más de cerca? No podemos despegarnos, somos siameses de alma. Mis pies están fríos, es otoño y se siente ese entretiempo que no es la frialdad absoluta. Necesito que estés entre todo lo que voy siendo. El río es el mismo y es otro, lo sagrado está en las transformaciones. El amor es sagrado.

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Tres tipos de personas soy pero ninguna de ellas me define. Mi nariz ganchuda puede simbolizar millones de cosas, según la frenología o la mirada de una gitana supersticiosa. No creo que mi predestinación sea la correcta. Para algunas personas soy determinadas cosas. Soy algo. No veo la vida como una comedia pero tampoco soy un lagrimal ardiente. Vi muchas cosas. Olfateé. El tacto me muestra ese mundo que es tuyo, ninguno.

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Él me mira y sabe que yo soy diferente a él. Si nos reconocemos en nuestras cosas somos dos distantes cercanos. Forma transparente de vivir en lo complejo y cambiante.

lunes, 19 de marzo de 2012

Amor pentecostal


Conocí a Lucas en la Plop. Al toque me contó que él era hijo de un pastor pentecostal que odiaba la homosexualidad. Luquita era hermoso, morocho, hecho con anda a saber qué cincel. Me prometió la luna esa noche y me la dio. Terminamos en un telo de Once. Me acuerdo que ahí empezó todo, entre los gritos de las colombianas que se escuchaban a través de las paredes que parecían de cartón y nosotros besándonos a más no poder. Después de eso, estuvimos meses, años. Dos años llegamos a estar. El me hablaba de Dios y me aburría, decía que la Iglesia verdadera no aceptaba a los putos y él era puto. Sin embargo, con la familia todo bien. El padre me charlaba, tomaba mates conmigo. A veces, los domingos lo veía vestido de traje saliendo para la Iglesia. No parecía tan malo como creía Luqui, no parecía tan malo.

Luquita comía poco y todo dietético, no fumaba, no tomaba alcohol, él decía que era de la santa rebeldía… Yo no entendía… El decía que nos íbamos a casar en una Iglesia Pentecostal que está cerca del Congreso, en Buenos Aires, donde aceptan los matrimonios putos.

Una vez, me acuerdo, me regaló una Biblia de esas que te regalan en la calle, esa que son buenas para armar cigarrillos. Ahora que me acuerdo, cuando me la regaló ya estábamos en las últimas. Pero todavía no quiero entrar en ese momento. Lo que sí puedo decir es que todo empezó cuando empecé a entender lo que pasaba en esa Iglesia.

Con Luquita empezamos a coger sin forro después de seis meses, cruciales seis meses. Antes, el había tenido hepatitis B y yo le pedí ver los análisis y él me los negó. Parece que la Iglesia también tenía una obra social donde el loguito era un pibe y una piba con un nenito en medio, un logo parecido al que usaban los naranjitas cuando fue lo del matrimonio:



Me di cuenta que todo era de una fachez desmedida pero yo le seguía creyendo a Luqui.

Los diálogos entre nosotros se iban poniendo cada vez más intensos. Tanto que Luqui ya ni tenía relaciones conmigo. Una vez por semana como mucho y a mí que me gusta estar tanto con una persona, abrazarme, besarla pero él se empecinaba en la santa rebeldía y cada vez era menos lo que nos tocábamos, lo que nos decíamos “te amo” y esas cosas.

Un día me cansé y lo dejé. Pero lo dejé porque no se quería ir al Fernández a hacerse el análisis de HIV conmigo. La charla fue la siguiente:

M:- Vamos al Fernández a hacernos los análisis que son gratuitos y confidenciales.

L:- El sida no existe, es una mentira de la ONU para sacar más plata en medicamentos.

M:- ¡Pero si no sabes si tenes, no te podes tratar! ¿Entendes?

L:- Es que no existe…. Mi Iglesia dice que es una mentira para tener a los países subdesarrollados en jaque de una manera monetaria, la ONU es una conspiración que, mediante los medios de comunicación, mantienen a toda la sociedad sedada de las verdaderas verdades de la humanidad… Hace mucho tiempo se sabe de esto.

M:- Bueno… Ya fue… Si no queres hacértelo, te dejo.

Y lo dejé nomás. Así dejé a mi amor pentecostal, que hasta el día de hoy no sabe si es reactivo o no reactivo. Espero que ande bien.

viernes, 16 de marzo de 2012

Disculpas

Discúlpenme, no soy el Che Guevara de los putos. Me levanto a las seis y media de la mañana como cualquier obrero. Me tomo unos mates con galletitas. Miro por la ventana y veo que el rosal está cada vez más grande.

Discúlpenme, no soy un terrorista. Bajo música y películas por internet. Pago la factura de mi tarjeta de crédito todos los meses. De vez en cuando hago gimnasia.

Discúlpenme pero no puedo ser todo lo que ustedes desean. No puedo ir a comulgar todos los domingos. No puedo hablar de Dios y decir santas alabanzas. Tampoco puedo matar... Tampoco puedo matar...

Discúlpenme pero voy a intentar salir por esa puerta a jugar. No estoy para discursos ofensivos, para grandes ideas. Las mayúsculas las dejo solo para cuando empieza una oración. Después de un punto seguido o un punto y aparte.

lunes, 12 de marzo de 2012

Hoy

Hoy me da miedo. Me da miedo mi vida, no me siento bien. Hay cosas que parecen una película que yo no estoy viviendo, que no es mía. Me siento débil, solitario. ¿Cómo acercarme a las personas si ni se lo que parezco? Todo se me vuelve cuesta abajo, un gran abismo me separa de los que quiero, de los que me quieren. ¿Cuándo dejé que todo se vaya tan a la deriva? ¿Qué mi cuerpo se vuelva esto que soy ahora? Saber que en el futuro... Pero el futuro es tan incierto en estos momentos, con estos papeles entre mis manos. Yo no tengo futuro, soy un puro presente anhelante de un milagro, que no llega. Vuelvo mi mirada para todos lados, encuentro nada. Si fuese todo más fácil, si algo me daría una caricia. Pero el tiempo es voraz. Carcome. Me vuelvo sobre mí y encuentro ruinas de lo que fui, ruinas que dan horror. Un campo de concentración, miles de niños desaparecidos... No nací para este mundo. Es demasiado. "El encuentro es un milagro" dijo una amiga. Le creo... Pero no me puedo encontrar, juro que hoy no me puedo encontrar...

martes, 6 de marzo de 2012

mañanitas de zamba

Un aroma tiñe el aire cuando uno escribe cosas así como el ¿Qué estás pensando? que escribí hoy:

Enredado en esta música, en esta mañanita que se vuelve mediodía. Rápidamente el olor a membrillo viene de la cocina, la levedad de ese aroma y el de mi cigarrillo, fuerte, oscuro. El mate lanza humito despacio y me encanta quedarme como pensando en el horizonte, mirando el patio de mi casa: el jazmín y una rosa que tiene una sola, blanca, que mira hacia el cielo. "Tu planta de ajenjo se quebró pero hice más" fue la primera noticia que tuve en la vuelta. Nuestra vida, nuestra convivencia son las plantas, mis cactus, mi violeta de los alpes que resistió el verano y espera el invierno para florecer, cuando todo se tiñe de ocre.

Se lo paso a una amiga por mail y me pasa lo que escribió en su viaje por Europa. Nos tiñe cierta dulzura de la guitarra cuando se rasguea lenta... Ese perfume de carnaval que nos asalta a la mañana, recuerdos que se guardan dentro del alma, gualichos. Hoy me siento nostálgico, digno de un zambita dulzona. Es el amanecer tierno que tuve, entre pañales, en mi casa, viendo a mi vieja cortar el membrillo y cocinándolo, usando la manopla multicolor que le traje de Bolivia, hablándome del tiempo, de sus quehaceres... Hoy es ese día que se hace solo, que no se necesita más.... La luz invade tierna, no hay frío ni calor, mi pantalón es verde y mi encendedor es violeta.

lunes, 13 de febrero de 2012

Valentin se llama Leonardo

Me abrasaste antes de que me suba al colectivo. No nos dejábamos ir. El tipo que estaba adelante nuestro nos miraba con cara rara. Lo mismo de siempre: dos chicos besándose. Después escribiste esto y te creí. Son las dos de la mañana y todavía sigo hablando con vos. Amar nos hace fuertes. Hablamos por gtalk de la cena. Sin querer me llevaste a cenar fideos con pollo (y siempre nos acordamos de esos fideos con pollo de Tilcara, de los tamales, de los picantes de pollo). Te creo. Ahora partimos para Reta, las previas de los viajes con vos son hermosas. Tengo un proyecto y es con vos. Dedico mi vida a viajar con vos. Estar con vos es un viaje. Escribo entrecortado y es porque te tengo que responder. Los tiempos en internet apremian. Cada palabra tuya es un estallido de ilusión, fuegos artificiales. Como esos que tiraba Nico en año nuevo, allá en Salta. Vos hablabas con tu viejo y yo tomaba champagne. Unos tontos enamorados.

jueves, 9 de febrero de 2012

El duende

Tu duende tiene corazón de mantel. Cuando te vi la primera vez en Carlos Keen me di cuenta. Estaba con Belén y Marilina. En esa época yo tenía 17 años y me sentía (todavía me siento) un nene. Tocabas con Malossetti. Ahora, diez años después, me acuerdo que yo tenía pensado vivir para ser poeta, quería tocar el bajo en una banda, quería conquistar el mundo.
Me acuerdo que no podía entender cómo se te había ocurrido la canción "Cantata de puentes amarillos". Siempre me asombraste y cada palabra tuya era tan justa que moríamos de amor todos los que te escuchábamos.
García Lorca decía que a los artistas que tienen duende se les nota, aún cuando hagan cualquier cosa, que se puede tener todo: perfección en la improvisación, técnica, pero si no se tiene duende no se tiene nada. Tu duende tenía corazón de mantel y un guiño al ver que todo es verdad.
Te voy a extrañar, mucho, muchísimo. Desde ayer que no paro de escucharte y de decir "no se fue". Es terrible esta sensación. Hoy no me salen las palabras. Seguro que vos podrías haber dicho algo más inteligente pero es eso, ese momento en el que uno se da cuenta de que la gente crece, muere, vive, llora, todo con la misma intensidad.