martes, 19 de junio de 2012
vida en minúscula III
Siempre me voy a acordar de ese lunes. Me levanté a las ocho, no estaba solo. Tenía que sacarme sangre para esos estudios que me hago cada tres meses. Tenía los ojos pegados, llenos de lagañas, el pelo despeinado. Me cepillé los dientes y tomé dos vasos de agua - siempre tomo algo por más que tenga que hacer ayunas. Me subí al colectivo, bajé en Gascón y Coronel Diaz. Ahí, en esa esquina, como si estuviese bailando una zamba de despedida, se perdió una parte de mí. Fumé un pucho pensando que, quizás, todos los momentos de la vida se van así de rápido.
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