En una cama extraña. Música bajita. Rodeado de personas que estan en la misma. Sintiendo lo mismo. Soñando que realmente se puede con la discriminación, con los cocteles, con el estigma. Viendo cada milimetro de nuestro duelo por lo que fuimos como si fuese una nueva oportunidad. Es ese sufrimiento el que nos hace grandes, pequeños adultos.
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