Bajé del colectivo sin nada... casi como vine al mundo. De a poco fui sintiendo el olor al mar, al yodo, al puerto.... Me fusioné con la primavera, con la brisa y con el frío de las siete de la tarde. Abracé, sudé, me quemé la cara. Brillaron mis ojos verdes. Soñé y quizás me sentí un poco lejos de casa, de nuevo.
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