Enredado en esta música, en esta mañanita que se vuelve mediodía. Rápidamente el olor a membrillo viene de la cocina, la levedad de ese aroma y el de mi cigarrillo, fuerte, oscuro. El mate lanza humito despacio y me encanta quedarme como pensando en el horizonte, mirando el patio de mi casa: el jazmín y una rosa que tiene una sola, blanca, que mira hacia el cielo. "Tu planta de ajenjo se quebró pero hice más" fue la primera noticia que tuve en la vuelta. Nuestra vida, nuestra convivencia son las plantas, mis cactus, mi violeta de los alpes que resistió el verano y espera el invierno para florecer, cuando todo se tiñe de ocre.
Se lo paso a una amiga por mail y me pasa lo que escribió en su viaje por Europa. Nos tiñe cierta dulzura de la guitarra cuando se rasguea lenta... Ese perfume de carnaval que nos asalta a la mañana, recuerdos que se guardan dentro del alma, gualichos. Hoy me siento nostálgico, digno de un zambita dulzona. Es el amanecer tierno que tuve, entre pañales, en mi casa, viendo a mi vieja cortar el membrillo y cocinándolo, usando la manopla multicolor que le traje de Bolivia, hablándome del tiempo, de sus quehaceres... Hoy es ese día que se hace solo, que no se necesita más.... La luz invade tierna, no hay frío ni calor, mi pantalón es verde y mi encendedor es violeta.
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