La noche y su sensibilidad, su belleza de luna llena. No necesito todo lo que creo que necesito. Voy iluminando la parte más generosa de mí mismo conmigo mismo. ¿Es justo esto? A veces ir vacilante es otra forma de determinación.
Y mi cuerpo que me pide que quiera, quiera mucho. Que es eso y un poco de los demás. Una buena charla puede más que mil consignas.
Afuera, parece que nosotros, los docentes, hacemos paro, es mucho ruido para mi mente. Adentro tengo la infinita paz de estar viviendo mi vida como la quiero vivir. Afuera, lo social, se debate en millones de conflictos, peleas salariales, estruendos... Todo parece desmoronarse si uno mira el afuera. Adentro, nosotros tres, los visitantes, el mate fugaz que tiende la mano amiga y el saber que mañana será otro día, otra posibilidad para seguir, para construir un poco más eso que se construye día a día.
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