Dos semanas de habitar lugares con mi mejor amante. Es increíble que las relaciones que parecen menos duraderas se hagan, finalmente, las más consolidadas. Podría decir que ya no creo en el amor pero de vez en cuando me mueven la estantería, se me queman los papeles y todas esas cosas que se dicen cuando uno se queda sin letra.
Me despierto un domingo cualquiera en Luján. Me acuerdo que ayer estuve todo el día con ese mejor amante. Anduvimos por una placita en el sur de Buenos Aires escuchando música. En la plaza se homenajeaba a Carlos Jáuregui y había una bandera multicolor flameando. Había gente conocida, conocida de vistas y conocida de charlas. Como siempre, prefiero el anonimato, pasar desapercibido pero mi mejor amante hacía escándalos diciéndome cosas hermosas y besándome a cada rato. Nos gustamos, creo que nos gustamos. Cuando uno está en este estado (dos años y medio de relación lo dejan a uno knock out), lo único que puede hacer es amar de una manera suave y sincera. Mi mejor amante, en cambio, vuelve todo fuegos artificiales, estallidos de emociones. ¿Quizás tengo miedo a sentir demasiado o es que me acostumbré a una frialdad de lo cotidiano? Lo cierto es que siento sobremanera cuando estoy con él, vivo como en una sensación de infinita alegría. A veces tiemblo por mi cordura, pero ¿Cuándo fui normal? Si vivo entre pastillas y psicólogos que me escuchan y me dan vuelta para acá y para allá.
Estamos en la placita, escuchando a una chica que toca la guitarra y canta canciones sobre tortas, tomamos café, bailamos y nos besamos. Hace demasiado frío para una tarde de invierno. Estamos más allá del invierno, en una zona que es la primavera en invierno, sentimos amor pero el frío nos congela. No sé cuánto durará esto…. Tiemblo por el surmenage que podría llegar a hacer el día que me deje. Al mismo tiempo, vivo emocionado. Sentir demasiado es trágico. Es muy difícil ser sutil cuando uno es pura sensibilidad desbocada….
Me río mucho, me siento conforme. Es las sensaciones que van encontrando como un lugar en mi cuerpo, me gusta este pibe, creo en este pibe, me hace temblar este pibe. Me tomo el colectivo en Once y vuelvo a Luján.
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