A eso de las siete y media, ocho votaron. Se desplegaron banderas y haciamos de barrera para que los trajeaditos no nos la sacaran. Vilma Ibarra se oponía en millones de cosas, detalles, boludeces. Abucheos, abucheos. Alfonsín mandaba mensajitos de texto y hablaba por celular. Caminamos por los pasillos y nos encontramos con Silvia Delfino, ella abre una puerta y dice "¿Esto qué es? ¿Los reservados?". Seguimos pasilleando y nos vemos con Marlene "ustedes no me joden, estuvieron haciendo tetera". El congreso se convirtió discursivamente en la Amerika militante. Me reía. Te encontraste con ex amores. Me encontré con ex amores. Nos fuimos afuera. En plaza Congreso refrescamos la noche. Fuimos caminando de Callao y Corrientes hasta tu departamento. Unas treinta cuadras pasando el mercado del Abasto. Comimos pizza con cerveza.
jueves, 1 de diciembre de 2011
Tour por el Congreso
A las seis y media nos encontramos en la esquina de Callao y Rivadavia. Vos venías con tu campera verde, tan hermoso como siempre. Nos besamos en medio de la senda peatonal y yo te dije "no hay nadie". Fuimos a la puerta de Diputados y nos hicimos pasar por prensa, vos con tu carnet, yo con mi cara de pobrecito. Pasamos. Me dijiste algo al oído que me dio risa. Nos perdimos entre gente de traje, todos nos miraban. "Busquemos a alguien que sea copado para preguntarle dónde está la sesión". Todos trajeados, con cara de busto de mármol. Nosotros zapatillas ponys, mochila y peinados de boliche. "Preguntale a ella" te digo. Una trans estaba divina en una esquina. Tenía ese glamour de barrio que es exceso. ¿Qué hacía ahí parada? Le preguntamos y nos explico cómo llegar. Subimos escaleras. Pasamos por una sala que se llama Jose Luis Cabezas y tenía fotos hermosas de niños, niños de barrio y pancartas. Nos sentamos atrás de Lohana Berkins. Un señor de traje nos decía insistentemente que nos sentaramos, que no era una cancha de futbol, que no tomaramos bebidas, que no hagamos nada.... En fin, nos querían adiestraditos. Entre abucheos y aplausos escuchamos el debate. Olmedo como siempre con la naturaleza y el hombre y la mujer y esas cosas tan de chupa cirio. Mas tarde, cuando nos vamos a fumar un pucho a un patiecito le decimos a Lohana que ahí estaba Olmedo, ella se fue corriendo y le empezó a decir algunas cosillas. "Es terrible" decíamos entre risa. Unos tipos (también de traje) nos dijeron que ahí no se podía fumar. Nos morimos de risa cuando les mostramos el piso del patiecito que estaba repletos de colillas de cigarrillos. Se ve que hay que tener traje para fumar.
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