Llegamos a las tres de la tarde en la interisleña. La mochila mía pesaba mucho. El señor que nos presentó el lugar dijo que era el dueño, tenía bigote y parecía esas personas que quieren todo en orden. A mí, hijo menor, dirías vos ¿orden? Nos despertamos a las once de la mañana queriendo levantarnos a las ocho. La cama se hace linda con vos y mi sueño.
A las cuatro de la tarde estabamos armando la carpa. Vos ibas tranquilo, paciente. Una belleza verte tan de camping. Yo me saqué las zapatillas y al toque me puse las chancletas. Vos dijiste "yo también me voy a cambiar". Te pusiste el short y las ojotas.
(Enfrente mio ahora una chica hace malabares con unos pinos)
Nos metimos al río. Refrescamos la tarde. Vos me mirabas, me decías "te amo" y yo te creía. Leímos, escribimos y tomamos mates. Tu mantita verde es como nuestro pequeño mundo de minivacaciones. Las lanchas pasan. "Son otros los que tendrían que tener baja la autoestima" me dijiste ayer antes de dormirnos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario