Marina nació el 15 de abril. El martes se cumple un año de su nacimiento. El frío del otoño la vuelve mimosa, se posa sobre mi pecho y empieza a succionar como si yo tuviese una gran teta. Está grande, hermosa. Camina por la casa completamente segura de su imperio, es una doncella en un palacio de cristal. Tiene paz, vive en paz. Juega con sus lauchitas de juguete y una vez - sólo una vez- consiguió atrapar una de verdad. Su mancha café con leche de la oreja izquierda cada vez se le hace más grande. Es una tricolor rara: gris y blanco y sólo esa mancha color café con leche como para cambiar tanto bicolor.
Paula dice que es oligofrénica. Yo creo que ella vive alucinada: un mundo extraño se le abre a su alrededor y ella juega, duerme, sueña y tiene sus momentos metafísicos. Conecta con la tierra y el cielo, limpia nuestras oscuridades, moviliza los misterios. Ella es una señorita ingenua que no sabe lo que hace pero lo hace sin saberlo. Juguetona y hermosa. Marina cumple un año el martes.
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