Marina es una pequeña mimada. Ahora, mientras escribo y escucho a Jimmy Heath, tirado en la cama, ella está a mis pies, durmiendo. Marquitos también duerme, son las tres de la mañana.
Quizás por arte del azar y la convivencia, los tres encastramos como rastis en la cama: ninguno de los tres se debe mover porque la armonía se perdería.
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