sábado, 12 de octubre de 2013

El brillo fálico

Ando en bici por el barrio. Vuelvo del almacén para casa. Un pibe de unos 16 años lava el auto de su padre con una manguera. Es un Toyota último modelo. El padre está vestido con un jean impecable y una camisa blanca, tiene un cinturón de esos de carpincho, habla por celular insistentemente.
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Ahora, el chico lustra el auto. Todo su deseo está puesto en el vehículo mientras el padre le da instrucciones. Éste tiene pinta de comerciante, seguro que vota a Massa y dice que existen los negros de alma. El chico tiene puesta una remera de San Lorenzo. Intenta demostrarle a su padre que puede con todo.
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Mi bicicleta tiene manchas de óxido. Yo voy en joggings y con un pulover comprado en mi último viaje a Bolivia. Miro la escena del auto Toyota con extrañeza. El brillo fálico de ese auto se desprende en esta tarde linda de primavera.

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