Mientras mi papá mira el partido de Argentina frente a Chile, mientras Argentina en el primer tiempo va dos a cero, pienso en vos. Me acuerdo cuando vimos esa final de básquet y yo gritaba “vamos chicos”, vos te reías de mi forma de alentar, tan afectada, tan marica. La verdad es que nunca entendí la lógica de los deportes. El golf y el tenis siempre me parecieron para gente petulante, aristocrática. Son esos deportes que se miran en silencio y en donde se aplaude. El fútbol es obvio que es muy machista y ni siquiera me acerco. Pero el básquet es tan inclasificable, tan norteamericano… ¿Cómo queres que aliente en el básquet? No me imagino a un yanqui gritando cantitos, no me imagino.
Ahora vos viajas en un bondi a mi casa, te estás perdiendo el partido y siento que, en el fondo, me estas puteando… Pero es una satisfacción tan grande que te lo pierdas… Es una sensación ultra feminista lo que siento en este momento, no te lo puedo decir y, a la vez, sí, te lo estoy diciendo.
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